El camino para conseguir un buen catálogo de servicios está lleno de
trampas. A continuación se describen algunos ejemplos comunes que se aplican a
la identificación de servicios:
- Servicios sólo de nombre.
Los términos SOA y Servicio se utilizan con poco rigor en muchos entornos TI.
Los equipos de proyecto etiquetan en ocasiones a sus aplicaciones como
“orientada a servicios”, simplemente debido a la percepción errónea de que el
uso de servicios Web constituye por sí solo una arquitectura SOA.
Se crean gran cantidad de servicios Web, sin tener en cuenta de la alineación
con el negocio, reutilización o cualquier otra propiedad que un servicio debe
tener. Esto lleva a una gran decepción cuando los beneficios esperados de SOA
nunca llegan.
- Inexistencia de servicios perfectos.
En el otro lado del espectro está el peligro de tener analistas y arquitectos
que modelan servicios maravillosos que simplemente no pueden ser construidos
usando la tecnología actual. Esto se puede evitar a través del aseguramiento
constante de que todos los esfuerzos de modelización se balancean con una dosis
de realidad.
Si una organización no tiene un modelo de datos canónico, los servicios son
automáticamente incompatibles. El resultado es un entorno que dependerá de
tecnologías de transformación y transición durante muchos años. Esto, en última
instancia, inhibirá todos los aspectos de la orientación a servicios.
Un problema que puede ocurrir cuando los servicios son definidos en múltiples
niveles de granularidad es que la terminología técnica y la de negocio pueden
estar tan mezcladas que los servicios pueden llegar a ser muy poco intuitivos,
confusos y a veces, simplemente inutilizables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario